La jueza Ucelay sobre el femicidio de Johana Galdeano: “Estaba controlada y amenazada”
La magistrada dio detalles de la causa que tiene como imputado al ex funcionario del Gobierno, Juan Carlos Solalinde. Reconoció que el asesinato se produjo fuera del galpón y que el cuerpo había sido movido.
A medio mes del asesinato de Johana Galdeano en Villa Mercedes, la jueza Mirta Ucelay dio detalles de la investigación y de por qué procesó a Juan Carlos Solalinde por “homicidio doblemente calificado por el vínculo y femicidio”.
En declaraciones a Radio Dimensión, la magistrada habló de las situaciones conflictivas entre la víctima y el imputado, aunque destacó “controles” y “amenazas” del dirigente de la Uocra.
La magistrada ratificó que no había denuncias: “Se hicieron pedidos de informes a las distintas comisarías y a los juzgados. Pero eso no impide que se demuestre que hubo un dominio mayoritario sobre la mujer”.
En este sentido, dijo que pudieron corroborarlo por medio de “testigos, contactos telefónicos y prueba informática”.
“Es más que suficiente para llegar a esa determinación”, afirmó.
Galdeano fue ultimada de cinco disparos en la siesta del miércoles 26 de mayo. Solalinde la ejecutó con un revólver Magnum .357 y después se entregó en la Comisaría 8º. Dijo que se había defendido de la víctima, quien lo quiso atacar con un cuchillo.
La autopsia sobre el cuerpo de la mujer, madre de un pequeño de dos años, arrojó que murió como consecuencia de un shock hipovolémico.
“La única actividad fue ejercida por una persona en un tiempo de cuatro o cinco minutos, se estima, en base a las comunicaciones y llamadas posteriores. No surge participación de otra persona”, explicó Ucelay.
Mencionó que el arma “está registrada a nombre de esta persona”, y que “es el legítimo usuario”.
También detalló que “según las pericias la situación se produce fuera del galpón y luego el cuerpo tiene una señal de arrastre” hacia dentro.
Señaló que el ex jefe del Programa Relaciona Laborales del Gobierno provincial tenía una lesión en el hombro y “una escoriación leve que podría haber sido accionado por el cuchillo” que estaba en la escena del crimen.
Entre el material incorporado a la causa se encuentra el celular del imputado, mientras que el teléfono de ella “fue encontrado al lado del cuerpo”.
“Se pidió el patrón, la familia aportó, pero no es el correcto. Por lo tanto, es una de las pruebas que falta realizar. El departamento de Delitos Complejos está pidiendo algún sistema más avanzado y estamos a la espera de eso”, añadió.
Respecto a las conversaciones que pudo obtener del aparato de Solalinde sostuvo que había “reclamos”.
“Estaba controlada. En el celular hay datos que así lo comprueban. A su vez, que le tenía miedo y estaba amenazada. Todo ese material se confirma a través de los dichos de los testigos”, precisó sobre la víctima.
La jueza de instrucción apuntó a que la joven de 28 años estaba con miedo. Y reconoció que hubo “situaciones violentas de parte de ambos”.
“Era una relación conflictiva. Había señales de auxilio. A veces se naturaliza en este tipo de casos. Es una situación que todos conocían y se venía dando a través del tiempo”, finalizó Ucelay.
El viernes pasado, tras el procesamiento, el gremialista fue trasladado al Servicio Penitenciario provincial.